Al otro lado. De la penumbra que nos permite ver

Al otro lado. De la penumbra que nos permite ver.
Galería Isabel Hurley, Málaga, Spain
22 November – 18 January 2020
solo exhibition

https://www.isabelhurley.com/exposiciones.php?lang=esp&fecha=pasadas&expo=1116

Project description

ABOUT THE PROJECT:

La absolutización de la naturaleza, por el tipo de universalismo que planteó la Ilustración, se constata como una absolutización objetualizante. En otras palabras, se verifica no como sujeto, sino como objeto. Si el idealismo no hubiese sido interrumpido o reconducido por el curso de la Ilustración, quizá, la idea de la naturaleza como absoluta no se hubiese dado así. Uno de los contrafuertes de la Ilustración es la definición del yo como absoluto dentro de la naturaleza. Una vez que es absolutizada la figura humana, se da en la naturaleza el mismo hecho. No antes. El yo y la naturaleza eran absolutos copertenecientes, pero ahora, hay una brecha. Unas sillas carbonizadas nos recuerdan este hecho. Las consecuencias del intento colonizador evidencian la incapacidad del mismo. Un objeto destruido que enfrenta un paisaje. Se ha convertido en paisaje, la naturaleza, pues ha sido dotada de propiedades sociales. Le han sido asignados atributos antropoides capaces de extender hacia el imaginario humano lo ideal de la relación establecida con ella. Una relación imposible, basada en el dominio y la domesticación. En último término, la naturaleza se hace oír; cualquier producción material humana en posición de abandono es absorbida por la parte natural. La silla representa el fracaso del ser humano en su intento autoritario. Delimita el lugar en que, aún, podemos permanecer. Desde donde todavía podemos mirar hacia la naturaleza y tener una experiencia de la misma no sesgada por estos intereses. Recordemos que ciertas teorías limitantes dan lugar a lo comentado. Pues el control del conocimiento posibilita la dominación intelectual de los individuos. A este respecto puede contribuir precisar que la Ilustración ha dado lugar a ciertas deformaciones que determinan que algunas teorías científicas postulen como inválidos ciertos tipos de conocimientos y, en consecuencia, relaciones del ser humano con el medio que le sustenta. Resulta pertinente ahondar en las causas que han ocasionado estas distorsiones. Para ello, recurrimos nuevamente a Horkheimer y Adorno, que concibieron la marca de dominio como el origen de la conformación de la Ilustración. Habría que precisar que lo que se está aludiendo no es la razón como órgano o facultad, sino como instrumento de dominio del medio, y esta, históricamente, se conoce como razón instrumental. Horkheimer y Adorno retoman el esquema hegeliano dialéctico según el cual el desenvolvimiento de la razón —la manifestación del espíritu en la historia— tenía lugar asimilando la alteridad. El progreso histórico es así entendido en una dinámica de tesis y antítesis que se superan mediante una síntesis, nunca final. La antítesis queda asimilada en dicha síntesis mayor que recorta sus particularidades en beneficio de una totalidad superior. Es en este sentido como puede comprenderse la sentencia de Hegel que afirmaba que todo lo real es racional y todo lo racional real. Tras esta clarificación, es posible concebir a la razón instrumental como un derivado dialéctico que los teóricos de la dialéctica negativa, Horkheimer y Adorno, criticarán. Se trata, desde esta perspectiva, de señalar las limitaciones de una razón que subsume lo otro —la Naturaleza, en este caso, como mundo circundante, como espacio mágico, como experiencia íntima— o que desecha lo irracional —mediante su racionalización—. 

Katarzyna nos presenta la selva virgen como espacio autónomo. Además, sugiere que es curativo debido a que el tiempo que en ella se genera permite al sujeto dirigirse hacia un estado de contemplación y alcanzar la paz que le es negada en la cultura posmoderna. Comparándolo con el concepto de Umwelt desarrollado por Uexküll, podría decirse que la selva virgen genera un mundo perceptual mágico en el que el tiempo es percibido de manera más lenta como resultado de una modificación de sus relaciones perceptuales. Siguiendo la teoría de Uexküll, al existir menos signos perceptuales con los que el sujeto pueda relacionarse, la percepción del tiempo será más lenta. La idea es que la selva evita el bombardeo perceptual del mundo posmoderno, ralentizando de esta manera la percepción del tiempo para el sujeto. Así este puede dirigirse hacia un estado de contemplación y alcanzar la paz gracias a la modificación de su mundo circundante. Con todo, hay que aclarar que no sólo influye la cantidad sino el carácter de los estímulos. A diferencia de la ciudad, en que estos se presentan procesados, en el entorno natural los estímulos no son fácilmente asequibles. Requieren de mayor atención y acción contemplativa. Los estímulos artificiales implicados en los núcleos urbanos presentan un acceso obvio ya que establecen como previsibles. Además, estas están representando un valor y un interés para el que las genera y visibiliza, sujetos a indicadores cuantificadores de éxito o caída. ¿Qué percepción del tiempo podemos tener de lo misterioso? Lo misterioso no puede ser valorado porque es inabarcable temporal y cognitivamente, no existen parámetros que puedan ajustarse. El tiempo se ralentiza en el espacio natural virgen porque los esfuerzos sensitivos son más rentables que los cognitivos cuando el propósito es conocer. Dada la imposibilidad de entender plenamente cada fenómeno allí presente, la capacidad racional no está condicionada por medidas temporales; entonces, puede distenderse y aspirar a distintas formas de comprensión. La intención perceptiva no radica tanto en una resolución conceptual sino en un abrirse a la sensación. (…)

La selva virgen puede concebirse no solo como un mundo circundante —que es la suma de lo percibido y efectuado por un sujeto— sino como mundo mágico ya que puede percibirse como un espacio evocativo que provoca inspiración. Al ser esta única para cada sujeto y no estar dependiendo necesariamente de la experiencia perceptiva —sino que viene dada a partir de una vivencia singular— se provoca el suceso mágico, teniendo lugar la curación del sujeto.

Paula Ramírez Vega